De Cuba a Puerto Rico y a la República Dominicana
Desde el 30 de Julio hasta el 29 de Septiembre de 1918, la compañía recorrió Santiago de Cuba, Villuendas, Guantánamo y regresó a La Habana dónde cantó en el restaurante "El Carmelo" en el homenaje que el Centro Gallego dedicó a Agustín Picallo y Joaquín Zon. Algunos periódicos presentaron a la Compañía como una formación con todo su elenco español. Algunos han coincidido anteriormente con Ballester: Baltasar Banquells, Miguel Santacana…También en esta etapa las críticas fueron elogiosas en cuanto a su manera de ser, su carácter, su voz, su forma de interpretar, su modestia, etc.
Pasados unos meses, Vicente se encontraba con la Mancini Grand Opera Company y cantando de nuevo únicamente ópera. Intensa actividad, casi a diario en Puerto Rico (desde finales de febrero hasta finales de marzo de 1919) y en la República Dominicana (hasta mediados de Mayo). Aquí de nuevo y como siempre, críticas elogiosas, y otra de nueva: Vicente no sólo se hacía amigo de los periodistas con los que trataba, sino que, luciendo su otra faceta de dibujante, les hacía y regalaba caricaturas de él mismo, del entrevistador, e incluso a veces de sus compañeros. Y a los entrevistadores no les importaba publicar junto a la entrevista a Ballester su caricatura en lugar de la del dibujante oficial. Debían crearse situaciones muy distendidas y divertidas, como comentó un periodista que hacía la entrevista a Lucia Fernández Flores y Vicente hizo la caricatura que luego saldría en el periódico, haciendo además comentarios y preguntas a su compañera. En “El Imparcial” de San Juan de Puerto Rico, en la entrevista que le hizo Dalmau Canet, bajo su propia caricatura escribieron: “Ballester no necesita que nadie lo pinte. Como Caruso, coge el lápiz y traza en un momento su propia caricatura”. Dalmau Canet se convirtió también en uno de sus incondicionales, alabándole su sencillez y falta de divismo.
En esa época, aparecían en los periódicos de Puerto Rico grandes páginas con entrevistas en las que Vicente, en algunos aspectos, inventaba su biografía (o quizá debería decir: exageraba, callaba, variaba, etc.) y dónde continuaba granjeándose la simpatía y amistad de los periodistas. El resumen de las críticas es que Ballester era el héroe de la noche en las obras en que aparecía, sobre todo en Rigoletto que, según los críticos musicales, era el mejor Rigoletto que se había oído nunca. Un ejemplo que además nos ayuda a conocer una faceta más de su carácter, es la crónica de la aparición en escena, por fin, del tenor Ricardo Martin. Éste no había podido debutar con Carmen el día previsto por hallarse indispuesto. En el programa doble Cavalleria Rusticana y Pagliacci Ballester cantaba en ambas y Ricardo Martin hacía su debut en la segunda. Éxito de Ballester con su paisana Emilia Vergeri en la primera. En cuanto a la segunda: “... Ballester, que se ha adueñado del público por su arte y su extraordinaria simpatía, fue aclamado en el prólogo que hubo de bisar tras de una ovación insistente y estruendosa. El notabilísimo barítono fue aclamado en medio del mayor entusiasmo del público. Después del bis, el amable artista rogó que cesaran los aplausos tan justamente tributados y expuso al numeroso auditorio un ruego: El tenor Ricardo Martin no estaba aun en pleno dominio de sus facultades pero que trataría de dejar satisfecha a la audiencia, pidiendo de antemano indulgencia”. Este comentario salió en todos los periódicos.
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San Juan de Puerto Rico (1919) Auto caricatura. |
"El Imparcial", Puerto Rico (1919) Caricatura de Lucía Fernández |